Pablo Palazuelo (1916-2007)

Desde 1939 se dedicó exclusivamente a la pintura. Tras realizar algunas obras neocubistas, comenzó a interesarse por la obra de Paul Klee, que le influyó profundamente.

En 1948 se instaló en el Pabellón Español de la Ciudad Universitaria de París, becado por el Instituto Francés, donde coincidió con el escultor vasco Eduardo Chillida. Juntos conocieron a Bernard Dorival, conservador del Museo Nacional de Arte Moderno en el que Palazuelo realizaba un curso de litografía. En 1954 comenzó a desarrollar una faceta escultórica que alcanzó su mejor momento en la década de los años 70.

Con el tiempo, su geometría fue adquiriendo mayor dinamismo y flexibilidad, y su ritmo se hizo más rápido: la fragmentación producida en la superficie genera toda una retícula de líneas rectas y quebradas y surge una estructura de cristalizaciones. Fue galardonado con la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1982. En 2004 recibió el Premio Velázquez del Ministerio de Cultura español.

La obra de Palazuelo sobre todo es fruto de una concepción dominante de la abstracción lineal, que arranca, en el tránsito hacia el siglo XX, con las experiencias postimpresionistas y que en los años sesenta logra sus últimas consecuencias con el minimalismo. Según él, la abstracción es la culminación de los principios de anatomía y de visualidad propias del arte. La hegemonía indiscutida de este discurso ha hecho que otro tipo de prácticas y de estéticas que, pese a estar situadas dentro del arte moderno, hayan estado parcialmente ignoradas. Palazuelo concibe el arte como «un camino para dar salida a los problemas humanos».

La obra de Palazuelo ha sido clasificada por historiadores de los últimos treinta años como una abstracción muy vinculada a corrientes de espiritualidad, de tipo idealista y a una concepción sagrada del artista y de su obra. Pese a que Palazuelo se nutre de corrientes de pensamiento vinculadas al esoterismo, la filosofía y el pensamiento orientales, la física, las matemáticas y el pensamiento científico son fundamentales su trabajo. El desarrollo de la abstracción y el uso de la geometría en su obra están ligados a un proceso racional basado en el descubrimiento de nuevas formas. Estos descubrimientos que guían su trabajo, se traduce en una tensión manifestada a través de las variaciones interminables de las formas.